En España nos movemos menos que antes de la pandemia, en 2020. Han pasado casi cuatro años, pero los desplazamientos cotidianos de la población, de media, siguen entre un 10% y hasta un 20% por debajo respecto a antes de la crisis del coronavirus, según datos del Ministerio de Transportes. Con este punto de partida, la Fundación Cotec y el despacho de arquitectos 300.000 km/s han investigado qué consecuencias tendrá esta caída de la movilidad, también fruto de los cambios sociales y la descarbonización. El resultado es Embarriados. Atlas de la nueva vulnerabilidad urbana y social en España, un trabajo que puede consultarse por ámbitos (renta, usos del suelo, desplazamientos, redes de transporte, vivienda…) y que alerta, como conclusión, de que el descenso de desplazamientos pone en riesgo la cohesión social y puede aumentar la segregación en los barrios para un 37% de la población española. Porque cuanto menos nos movemos, más se reduce la interacción entre grupos sociales, puede haber más distancia con equipamientos públicos, más afecta el tamaño de los pisos o las personas por piso si teletrabajamos. El trabajo ha sido presentado este martes en Casa Seat en Barcelona.
La investigación analiza y relaciona datos que son fotos fijas (los citados de renta, usos, redes de transporte, vivienda) con el movimiento de la ciudadanía que registra la telefonía móvil (33 millones de recorridos anonimizados por día y en hora de trabajar) y plasma los resultados en gráficos muy reveladores y divididos en 3.000 áreas. El conjunto, una mina donde encontrar cómo son los movimientos de renta entre el día y la noche en cada municipio, qué proporciones de uso del suelo hay en cada municipio, la calidad de la vivienda, la dificultad para el teletrabajo o el grado de accesibilidad al transporte público. Los gráficos responden a un rosario de preguntas: ¿cómo nos movemos?, ¿cómo nos mezclamos?, ¿por qué nos movemos?, ¿quién es más flexible al teletrabajo? ¿cuáles son los centros urbanos con usos más próximos? o ¿qué lugares del territorio están más desconectados?
37% de la población en riesgo de segregación por la pérdida de movilidad
La investigación ha generado un índice que revela una mala noticia: que el 57% de la superficie edificada en España presenta “un riesgo elevado ante el cambio de modelo urbano y productivo derivado de la digitalización, la transición ecológica y la escasez de combustibles fósiles”. Estos entornos, han explicado los fundadores de 300.000 km/s, Pablo Martínez y Mar Santamaria, donde vive el 37% de la población española (16 millones de personas), son barrios que presentan específicamente un elevado riesgo de segregación social por la pérdida de diversidad asociada a una menor movilidad laboral y que deberán transformarse “desde el punto de vista del tejido edificado, los usos productivos en proximidad, la accesibilidad en transporte público o la mezcla social”.
El índice constata, además, que las rentas más bajas dominan en los barrios que tendrán mayor dificultad, mientras que las familias con mayores ingresos suelen vivir en entonos urbanos “cuyo diseño y planificación posibilitan un mayor embarriamiento [pasar más tiempo en el barrio gracias a la mixtura de usos y servicios cerca]”. O sea, alertan los autores: “Existe una clara desventaja de una parte de la población respecto de otra para afrontar la transición ecológica y productiva de forma justa y equilibrada”.
La presidenta de la Fundación Cotec, Cristina Garmendia, ha celebrado Embarriados como “una herramienta interactiva muy útil al servicio de las políticas públicas” y ha celebrado que si la movilidad cae “es por cambios que se aceleraron con la pandemia (teletrabajo, educación a distancia, comercio electrónico), pero también por conciencia climática de la ciudadanía, que no sabemos qué peso tendrá, pero es posible que sea claro”.
La ministra de Vivienda y Agenda Urbana, Isabel Rodríguez, ha señalado durante la presentación el papel de su cartera “en el diseño de las ciudades que afrontan desafíos como el cambio climático, el crecimiento de la población o la pérdida en otros núcleos o la apuesta por la proximidad, la ciudad de los 15 minutos” y ha celebrado que “en la era de los datos, estén al servicio de lo público”. El director de Economía y Finanzas de la fundación, Aleix Pons, también se ha referido a la novedad de que el escenario de caída de movilidad coincida con una etapa de crecimiento económica, cuando habitualmente ocurre al revés. Un fenómeno que habrá que estudiar, han señalado los autores.
Por capítulos, si se cruzan patrones de movilidad cotidiana (trabajo, escuela, ocio) con renta, aparecen los riesgos de segregación si se reducen los desplazamientos en determinados entornos. En el ámbito urbano no es un problema, porque las ciudades son más densas y concentran usos: la mixtura y las oportunidades que da están garantizadas. Por ejemplo, un barrio de rentas bajas al que de día acuden muchos estudiantes, o el vecino de una zona periférica que trabaja en el centro.
Pero los riesgos se acentúan en municipios o barrios con menor capacidad de atraer población distinta, lo que limita la diversidad social. La investigación aporta, por ejemplo, mapas que plasman la variación de la renta diaria por barrios: qué influencia tiene la población externa sobre los vecinos de cada entorno urbano. En Madrid, en el barrio de Tetuán, “se evidencia una gran desigualdad a un lado y otro de la calle de ravo Murillo; mientras en su lado oeste aumenta la renta de día, en su lado este disminuye”, apunta el estudio. Y en Barcelona, el Raval, con niveles de renta bajos, permite constatar que se incrementan de día, fruto de la movilidad cotidiana y la atracción de ciudadanos de otros barrios.
Sobre la composición de las ciudades, según qué usos tiene cada territorio, “define la calidad del entorno urbano en el que se desarrolla la vida cotidiana”. Las zonas con mayor calidad urbana se convierten en polos de atracción, hay mixtura, variedad de relaciones, y mayor cohesión. Y a la inversa, cuanto más pesa el uso solo residencial, menos mezcla, más riesgos. “En un escenario de baja movilidad, es clave entender cuál es la composición de cada entorno urbano para poder detectar si existen déficits de algún uso ya que, si los desplazamientos se limitan al entorno inmediato y este no está suficientemente equipado, la calidad de vida puede verse mermada”, alerta el informe.
En un escenario de menos movilidad y más teletrabajo, la vivienda (el tamaño importa, y también cuánta gente vive), se convierte en clave. “En un escenario de menor presencialidad laboral, es necesario asegurar que los entornos domésticos están preparados para albergar las nuevas funciones relacionadas con el trabajo en remoto”. El informe, con datos catastrales, evalúa la calidad y dimensión del parque residencial en España e identifica las áreas del territorio con mayores déficits. El atlas también analiza quién es más flexible para el teletrabajo, porque hay muchas profesiones incompatibles con el trabajo a distancia, y pueden ser de distintos niveles de calificación o ubicación: una limpiadora, un ganadero o un cirujano.
Recomendaciones
El informe Embarriados finaliza con un documento de “recomendaciones concretas que han de dar respuesta a las situaciones de riesgo que plantea la investigación”, ha concluido Mar Santamaria, cofundadora de 300.000 km/s. Cuestiones como “recuperar estándares de tamaño que permitan incorporar actividades al hogar, o espacios de trabajo compartido cuando no es posible”, o en materia de transporte público, no centrarse solo en la frecuencia de cada transporte sino en su intermodalidad [la posibilidad de combinarlo con otros] “para que sea una opción competitiva ante el vehículo privado”, o reclamar el papel de los equipamientos “como lugares para fomentar la mezcla social”.
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