“¿Qué vamos a hacer con los residuos de las plantas fotovoltaicas o de los aerogeneradores?”, se preguntaba este lunes el expresidente Felipe González. Los grandes parques de renovables ya tienen la obligación legal de desmontar placas solares y molinos de viento al final de su vida útil, y de hecho el sector ya recicla el 86% de los materiales usados para producir energía solar. Por ahora, se hace a pequeña escala, porque los residuos todavía son muy pocos. Sin embargo, varias empresas preparan ya proyectos pioneros ―algunos impulsados por los fondos europeos Next Generation― para revalorizar estos materiales a nivel industrial cuando arranque el desmontaje de los primeros grandes parques renovables instalados en el país que esperan reusar hasta el 70% de los materiales de los aerogeneradores. Además, buscan nuevos usos para los materiales más complejos: las palas de los molinos y el silicio de las placas.
“Las placas solares suelen durar de 25 a 30 años, e incluso más. Por eso en España todavía no hay muchos residuos de este tipo, salvo algunos paneles que se han roto o eran muy antiguos”, explica Pedro Fresco, director de la Asociación Valenciana del Sector de la Energía (Avaesen). “Mientras, los aerogeneradores tienen una vida útil de 20 a 25 años, con lo que a partir de 2025 empezaremos a ver el desmontaje de los primeros parques eólicos que se instalaron”, continúa. “Además, cuando una empresa instala un parque renovable tiene que poner un aval para garantizar el desmantelamiento final, incluso si la entidad desaparece”.
Según la Asociación Empresarial Eólica (AEE), la patronal del sector, hay unos 22.000 aerogeneradores operativos en España, de los cuales 7.400 tienen ya más de dos décadas de uso, y 1.350 superan los 25 años, por lo que hay que empezar a pensar en su desmantelamiento. Están compuestos de metal al 80%, con lo que el reuso es relativamente sencillo, y una base de hormigón, un material que no genera grandes complicaciones. El único problema son las palas, compuestas de composites y fibra de vidrio, que hasta ahora se llevaban a los vertederos.
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) del Ministerio para la Transición Ecológica ha repartido 14 millones de los fondos europeos Next Generation en seis nuevos proyectos de reciclaje de palas que estarán en marcha, en principio, antes de dos años. “Esos seis proyectos suman una capacidad conjunta de tratamiento de residuos de 18.000 toneladas anuales, y prevén recuperar del 66% al 70% de los materiales. Hasta 2030 España generará unas 10.000 toneladas anuales de palas y otros elementos de los aerogeneradores, con lo que incluso se podrá contribuir al reciclaje en otros mercados europeos”, explica Joan Groizard, director general del IDAE.
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Uno de ellos es el de Acciona y RenerCycle en Navarra ―denominado Waste2Fiber―. “Será la primera instalación de España en utilizar una tecnología pionera con un tratamiento térmico para reciclar los materiales compuestos presentes en las palas. Esta tecnología permitirá transformar esos materiales en materias primas que podrán volver a usarse”, señala una portavoz de Acciona.
Mientras, Javier Villanueva, director de RenerCycle, que aglutina a 10 empresas del sector eólico, añade: “La parte mayor de los aerogeneradores es la torre, que ya se corta en piezas y se funde. La segunda parte son las palas, y hay varios procesos para trabajar en ellas, como la planta que preparamos con Acciona. La tercera es la góndola o nacel, el espacio que acoge el motor, donde hay cientos de elementos metálicos y unos 300 litros de aceite industrial. En RenerCycle vamos a poner en marcha otra planta, que será la primera de España, para desguazar y revalorizar las naceles”.
Otro de los proyectos financiados es EnergLoop, de Iberdrola y FCC. “El desmantelamiento de parques eólicos es una oportunidad. Nuestra futura planta de Navarra podrá reciclar palas de forma industrial, que luego se pueden usar en sectores como el energético, aeroespacial, automovilístico, textil, químico, de la construcción…”, señala Álvaro Puertollano, responsable de emprendimientos industriales de Iberdrola.
Mientras llegan, hay algunas iniciativas pequeñas pero muy curiosas. Acciona ha lanzado un proyecto piloto para reciclar palas eólicas en la construcción de estructuras de soporte de paneles solares en Extremadura; la misma compañía creó unas zapatillas deportivas cuya suela incluye materiales procedentes de esas mismas palas. Mientras, Life Refibre transforma las palas en fibras de vidrio que, una vez añadidas al asfalto, hacen que las carreteras sean un 30% más sólidas.
Nueva vida para las placas solares
Más adelante llegará el desmontaje de los parques solares, en general más recientes. Según la Unión Española Fotovoltaica, las placas fotovoltaicas se gestionan como residuos electrónicos, igual que cualquier electrodoméstico, y presentan altas tasas de reciclado. Un módulo fotovoltaico de silicio (90% del mercado) está compuesto de vidrio (78%), aluminio (10%), plásticos (7%) y metales (semicondutores).
“Los paneles fotovoltaicos están compuestos, principalmente, por células de silicio policristalino, una capa de vidrio templado, y material conductivo para unir las células y evitar el sobrecalentamiento”, explica Víctor Cloquell, socio de Silicon Valen, una fábrica que se está construyendo en Valencia y prevé comenzar a operar a finales de año produciendo unas 320.000 placas solares anuales (unos 200 MW al inicio, aunque prevé llegar a 600 MW más adelante). “El 90% de los materiales se pueden reciclar fácilmente y además duran de 25 a 30 años, mucho más que la mayoría de los productos”, añade.
“El aluminio se puede reciclar, y además tiene mucho valor, mientras que el vidrio también es sencillo. Solo con eso ya es el 80% del peso del panel”, coincide Pedro Fresco, de Avaesen. “Los plásticos se pueden enviar a un reciclador específico. Donde hay más problemas es con la lámina de silicio, es decir, la célula solar, que aunque supone poco peso del total tiene una gran pureza. Ahí haría falta mejorar en el reciclado”, prosigue.
Gabriel García, director de Recyclia —que aglutina a las principales entidades del sector—, señala que en la actualidad se gestionan unas 3.000 toneladas al año de placas solares, en plantas que también valorizan otros residuos electrónicos: una en Aragón, otra en Valencia, otra en Albacete y otra en Extremadura. “En estas entidades se hace el triturado, la separación en partes, y luego se consiguen materiales como silicio, cristal o aluminio. La tasa de reciclaje es del 86%”, dice. Además, hay otros dos proyectos en marcha para demostrar que en el sector lo renovable no es solo la energía. Una planta de Veolia en Rousset (Francia) va todavía más allá y tiene tasas de reciclaje de 95%.
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