El sinfín de crisis globales, provocadas tanto por conflictos armados como por el cambio climático, ha aumentado las necesidades de ayuda humanitaria a una escala sin precedentes. Más de 52.000 millones de dólares (unos 48.000 millones de euros) fueron solicitados a través de llamamientos coordinados de Naciones Unidas en 2022, un aumento del 37% con respecto al ejercicio anterior. Así lo revela un informe de Médicos Sin Fronteras en colaboración con el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) publicado este lunes, que, además, prevé que la cantidad aumente notablemente para 2023, consecuencia de la guerra en Gaza.
El rápido incremento de las necesidades humanitarias ha llevado a máximos históricos la brecha entre las demandas de financiación y las donaciones ― tanto públicas como privadas―. Aunque en 2022, la cobertura de solicitudes de la ONU alcanzó un récord de 30.300 millones de dólares (27.700 millones), el déficit fue el de mayor volumen registrado y llegó al 42%. “Casi la mitad del dinero solicitado no pudo ser cubierto”, resume Francisco Rey, codirector del IECAH, “además, la mala noticia es que se ha consolidado el doble rasero, pues la respuesta es desigual a los diferentes llamamientos”. Rey se refiere a que, según el informe, solo 10 crisis en 2022 recibieron casi dos tercios de toda la ayuda humanitaria internacional. A la cabeza estuvo Ucrania, con un incremento del 2.000% de dinero recibido, seguida de Afganistán, Yemen, Siria y Etiopía.
El informe también advierte de un descenso del peso de la ONU como “legítimo representante de la comunidad internacional” y de su “capacidad para hacer frente a los problemas actuales”. El ejemplo más reciente de esta tesis, citada por los autores del informe durante la presentación, es la incapacidad de forzar un alto el fuego en Gaza por el bloqueo de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad. Jesús Núñez, codirector del IECAH, señala que el organismo es “absolutamente impotente”. Además, considera el experto, la Unión Europea no ha conseguido consolidarse “como actor geopolítico” al no ser capaz de fijar una postura en común sobre el conflicto.
El número de personas en situación de necesidad de asistencia humanitaria en 2022 fue de 406,6 millones, un tercio más que el año anterior. Entre los principales afectados están los desplazados forzosos (107,5 millones), principalmente los huidos de Ucrania a países de Europa o los desplazamientos internos por los conflictos de Somalia o Myanmar. “Es destacable la respuesta dada por la UE con relación a Ucrania, activando directivas que han permitido una pronta y eficaz ayuda, en claro contraste con tantos otros ejemplos de pasividad u olvido”, condena el informe. Destacan también los 265,7 millones de personas que sufrieron de inseguridad alimentaria en 60 países.
Ayuda española
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Además de los conflictos bélicos como el de Ucrania y Gaza, la presión del sistema de ayuda humanitaria internacional proviene también de los desastres naturales y de las consecuencias del cambio climático. Los terremotos en Turquía y Siria, Marruecos y Afganistán tuvieron “graves consecuencias humanitarias” este año, a los que se suman desastres como las inundaciones de Libia en septiembre o la oleada de incendios en Europa durante el verano. El informe estima que para 2023 se solicitarán a través de la ONU un total de 54.900 millones de dólares (50.160 millones de euros), la cantidad más alta registrada desde el inicio de la publicación del informe, hace 20 años.
El estudio destaca el papel de España, que “ha demostrado cierto nivel de compromiso” al incrementar sus donaciones. En 2022, la ayuda humanitaria española aumentó a 158,4 millones, un 47,32 % más con respecto a 2021. “Ucrania, la población saharaui, Palestina, Venezuela, Siria, Níger, Colombia, Afganistán y Mali destacan como los países a los que se han destinado una mayor cantidad de financiación”, resalta el informe. El director del IECAH valora la aprobación de la estrategia española de diplomacia humanitaria, en enero: “Puede funcionar como un paraguas que use la presión política a Estados que violan el derecho internacional humanitario”, afirma. España ha sido uno de los países occidentales más críticos con la actuación de Israel en Gaza. Ha condenado los ataques de Hamás, y también rechazado los bombardeos indiscriminados israelíes, además de defender un alto el fuego.
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