La presidencia de la cumbre del clima que se celebra en Dubái, la COP28, ha lanzado la tarde de este lunes (hora local) su propuesta de acuerdo, que incluye las referencias a los combustibles fósiles. El texto, que deberá ser aceptado por los representantes de los casi 200 países que se reúnen en esta conferencia, alude directamente a los combustibles fósiles (algo que rechazan los países más petroleros) aunque solo habla de “reducir” progresivamente su uso y consumo y de su “sustitución”.
Y es en este último caso —en las referencias a la “sustitución de los combustibles fósiles” en “los sistemas energéticos”— donde se abre una gran puerta a que se sigan empleando el petróleo, el gas y el carbón. Ya que se citan como alternativas “las tecnologías de reducción y eliminación, como la captura, utilización y almacenamiento de carbono, y la producción de hidrógeno con bajas emisiones de carbono”. La tesis que defienden los países petroleros es que se pueden seguir empleando los combustibles fósiles con técnicas de captura de sus emisiones, algo de lo que se lleva hablando años, pero que, además de caro, no termina de desarrollarse.
El texto que ha lanzado la presidencia de la cumbre, en manos de Emiratos Árabes Unidos como anfitrión de la COP, también propone “eliminar gradualmente los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles que fomentan el consumo despilfarrador y no abordan la pobreza energética ni las transiciones justas, lo antes posible”. Además, aboga por triplicar la capacidad de renovables y doblar la eficiencia, como se esperaba. Se apuesta por una eliminación gradual, pero también rápida, de la producción de electricidad con carbón que no disponga de sistemas de captura de emisiones y por poner limitaciones a las nuevas plantas que empleen este tipo de combustible.
Pero el punto clave es el que hace referencia a la reducción (no eliminación, como pedían algunos países, entre ellos los miembros de la UE) tanto del “consumo” como “la producción” de los combustibles fósiles. El borrador añade que esa reducción se debe hacer “de manera justa, ordenada y equitativa para lograr el cero neto antes, o alrededor de 2050″. Esta alusión a la reducción y no la eliminación ha despertado las críticas de algunos grupos ecologistas y ministros presentes en la cumbre, que piden más ambición. Como las Islas Marshall, cuyos representantes han calificado de “inaceptable” la propuesta porque exigen “la eliminación gradual de los combustibles fósiles”.
En la misma línea se ha pronunciado la Unión Europea, que ha valorado que la propuesta contengan algunos aspectos positivos. Pero Teresa Ribera, la vicepresidenta española que está negociando en nombre de los Veintisiete en esta COP, ha rechazado que el borrador no fije una senda clara para la eliminación progresiva de los combustibles fósiles en el corto y medio plazo. Se espera que las negociaciones para tratar de acercar posturas continúen durante la noche y el día de mañana, según ha indicado la vicepresidenta. El presidente de la COP28, Sultán Al Jaber, tras difundirse el texto ha sostenido: “Hemos avanzado, pero aún nos queda mucho por hacer”.
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Porque la propuesta de acuerdo de la presidencia tiene que ser ahora estudiada por los países que se reúnen en Dubái, donde las negociaciones están siendo duras y las posiciones realmente enfrentadas. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha acudido la mañana de este lunes a la cumbre del clima, donde el debate central es el llamamiento a abandonar gradualmente todos los combustibles fósiles. Guterres ha instado a los casi 200 países que están presentes en esta conferencia a abandonar “las líneas rojas arbitrarias, las posiciones atrincheradas y las tácticas de bloqueo”. A lo mismo ha apuntado unas horas antes el máximo responsable del área de cambio climático de la ONU, Simon Stiell, quien también ha instado a los negociadores a que no mantengan posturas obstruccionistas.
Guterres, a preguntas de los periodistas —alrededor de 4.000 están acreditados en esta COP28—, ha admitido lo que la mayoría de los que están siguiendo estas conversaciones piensan: uno de los aspectos centrales para el éxito de esta COP28 es que se llegue “a un consenso sobre la necesidad de eliminar gradualmente los combustibles fósiles”. Él ha hablado de eliminar, no de reducir ni sustituir.
Sin embargo, la sola mención a los combustibles en los acuerdos finales ha despertado hasta ahora un rechazo rotundo y público de países muy dependientes de la exportación de petróleo, como Arabia Saudí e Irak. Esa mención es uno de los aspectos fundamentales de esta cumbre, en la que se tienen que aprobar otros puntos de menos calado sobre la adaptación al cambio climático y financiación. Pero esos otros textos han sido bloqueados durante días por Arabia Saudí, en lo que muchos negociadores califican de táctica para frenar las menciones al fin de los combustibles fósiles. A eso apuntan las palabras de Guterres y Stiell, aunque ninguno de los dos ha mencionado a un país en concreto.
Guterres ha insistido en que es “esencial” que el balance mundial que se hará en esta COP28 del Acuerdo de París reconozca “la necesidad de eliminar gradualmente todos los combustibles fósiles en un plazo coherente con el límite de 1,5 grados y de acelerar una transición energética justa, equitativa y ordenada para todos”.
Para intentar desbloquear las negociaciones, Guterres ha propuesto que los recortes de emisiones, que van ligados a la reducción del uso y la producción del petróleo, el gas y el carbón, se hagan a dos velocidades. Una más rápida para los grandes emisores. Además, las naciones más ricas deben apoyar económicamente a los países con menos recursos. “No todos los países deben eliminar gradualmente los combustibles fósiles al mismo tiempo. Se aplica el principio de responsabilidades comunes diferenciadas”, ha recalcado.
A un lado del tablero, en esta partida sobre los combustibles está un amplio grupo de naciones, encabezadas públicamente por la UE, que no admiten marcharse de la COP28 sin un acuerdo claro en el que, entre otras cosas, se mencione ya la necesidad de recorrer una ruta para acabar con los hidrocarburos. En la posición justamente contraria están los Estados productores y más dependientes de esos combustibles, que no quieren ninguna mención explícita al petróleo y el gas. La voz cantante, y pública, de ese rechazo ha sido Arabia Saudí, a la que luego se le ha sumado Irak. Piden que se hable de emisiones de gases de efecto invernadero y no de las fuentes que los generan, es decir, los combustibles.
En una aparente posición intermedia se sitúan, con un perfil público bajo, China y Estados Unidos; son las dos principales potencias del mundo, las dos naciones que más gases emiten a la atmósfera y los primeros productores de carbón y petróleo, respectivamente. Dos semanas antes de que arrancara la cumbre, ambas naciones firmaron una declaración conjunta en la que apostaban por multiplicar por tres la potencia de renovables en el mundo para “acelerar la sustitución de la generación de carbón, petróleo y gas”. Triplicar la potencia renovable es otro de los llamamientos que se espera que salga de la cumbre y muchos consideran que es en ese contexto en el que se debe pedir la eliminación o reducción de los combustibles. Es decir, instar a sustituir unas fuentes de energía por otras, como aparece en la propuesta de la presidencia de la COP28, quien entre las alternativas incluye, además de las renovables, la nuclear.
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